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Con motivo del 150 aniversario de la evangelización en Benin, el Superior de la SMA en Roma (a través del servicio de archivos) decidió publicar un libro que reproducía la casi totalidad de las cartas escritas por los primeros misioneros durante su primer año de presencia en Dahomey. La editorial Karthala acaba de publicar este libro bajo el título "Lettres du Dahomey". Hemos añadido numerosas notas al pie de página para que los lectores entiendan las informaciones y las alusiones como las entendieron los destinatarios de estas cartas. Una lectura atenta nos ha permitido observar descubrimientos hechos por los primeros misioneros, y ver cómo éstos procuraban comprender las razones que movían a actuar a los dahomeyanos.
En Lyon, el padre Planque quería crear un museo que presentara la civilización dahomeyana. En su carta del 19 de mayo de 1861, les había pedido a los padres de Ouidah: "No olviden enviarnos en la primera ocasión una colección de objetos de su nueva patria. Queremos tener en nuestro museo todos sus dioses, armas, herramientas, utensilios domésticos; en una palabra,nada debe faltar allí." |

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Estatuillas y tejidos delicados: un monopolio del rey
El padre Borghero procura pues proporcionar tejidos y estatuillas de una fabricación esmerada. ¡Descubre que tales objetos no se venden en los mercados! Estos "signos externos de riqueza" son un monopolio del rey que se los da a aquellos a los que quiere honrar. En una carta del 30 deseptiembre de 1861, el padre Borghero explica al padre Planque: "La industria se restringe como en todas partes, no por falta de capacidad, ni tampoco por falta de medios para aprender, sino porque aquí nadie puede ejercer ninguna industria, si no es en la casa del Rey. Tan pronto como se descubre a un individuo que ha aprendido algo, se le saca a Abomé y ya sólo puede trabajar para el Rey. Éste tiene en su palacio obreros que saben trabajar el oro y la plata, hasta hacer pequeñas estatuas, pero no se permite de ninguna manera que trabajen fuera. Estos celos llegan hasta el punto que nadie puede vestirse sino de tela ordinaria. Sólo el Rey se viste de tela fina. Si un gran Mandatario recibe un regalo precioso, de seda por ejemplo, sólo puede hacerse un vestido después de haberlo mostrado a todo el pueblo, y aún, si se lo hubieron dado de manera espectacular, no lo pondrá so pena de su cabeza."
Este modo de actuar obedece a una elección política: no hay que permitir a la gente lanzarse a una carrera por el prestigio. Esto sería introducir rivalidades entre los individuos, que podrían sólo perjudicar a la cohesión del grupo. Es imperativo mantener la "calma social" y la ausencia de rivalidades. ¡Para eso, hay que tomar medidas que supriman toda competencia! Las sociedades tradicionales velan para hacer reinar la calma social, aunque el sistema asfixie a los individuos. Mientras que las sociedades urbanas de Europa privilegien la elección opuesta: dejan a los individuos desarrollar todas sus posibilidades, aunque la cohesión del tejido social disminuya mucho.
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Además, si el rey permitía a los más ricos comprarse tales productos, autorizaría una competencia que podría volverse en su contra. ¡Dignatarios podrían mostrarse más ricos que el rey! Esto perjudicaría su autoridad. ¡Si el rey da un tejido ricamente adornado a un dignatario, éste tomará la precaución de proclamar muy alto que por supuesto proviene del rey, que es el único con poder para poseer tales tesoros!.
Monopolio
El padre Borghero hace también otros descubrimientos. En su carta del 28 al 30 de enero 1862 (es decir volviendo de Abomey, dónde ha sido recibido por el rey), dice que vio calabazas para vender en el mercado de Abomey:
"Yo quería enviarle las semillas porque se venden calabazas en el mercado, pero es imposible, porque este producto es el monopolio de una ciudad que vive sólo de la venta de las calabazas y guarda las semillas celosamente. Las que se venden están hervidas en agua y se venden para sacar provecho de la buena fe de los compradores. Le pedí armas al Rey (sólo él puede tenerlas), y me preguntó si eran para el Sr. Régis o para el Rey de Francia. Al decirle que para ninguno se calló y esto quiere decir que no tiene la intención de dárnoslas."
El padre Borghero descubre que los dahomeyanos de la época saben proteger el monopolio de su producción: ¡así, se hallan en situación de vender sus productos al precio que los productores fijen! ¡Basta con impedir la competencia! El segundo descubrimiento: ¡si un comprador insiste en adquirir semillas, los productores las hervirán! ¡Así, no podrán germinar! Pero su aspecto exterior no habrá cambiado y podrá así satisfacer a los que se empeñan en querer comprarlas. ¡La psicología económica de las dahomeyanas de la época fue clara y eficaz, aunque la futura universalización y la prohibición de las prácticas monopolísticas iban a ponerla en riesgo y a obligarlas a evolucionar!
En cuanto a las armas (el padre Planque pidió que se las proporcionaran para el museo), el rey no las puso a disposición de la población. ¡Por supuesto, la gente posee machetes y lanzas para la caza pero no las verdaderas armas de guerra! El rey las guarda bajo llave para sus soldados en el momento oportuno. |



Vitrinas en el Museo Africano de Lyon
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La ley de la oferta y la demanda
¡Otro motivo de asombro para los misioneros: ¡los precios de los productos varían mucho! ¡Se cuadriplican! En una carta del 31 de julio de 1861, el padre Borghero escribe al padre Planque: "En Whydah, hay tal escasez de cosas, que el precio de los productos se cuadruplicó, a causa de la falta de hombres, porque todos están en la guerra". ¡No hay cultivadores en los campos, ni verduras en el mercado! ¡Los precios siguen escrupulosamente las leyes de la oferta y la demanda y no hace falta un estudio sofisticado de las estadísticas para fijar los precios". En otra carta, leeremos que los buques que hacen escala frente a Whydah también contribuyen, haciendo subir los precios porque quieren proporcionarse, cueste lo que cueste, víveres frescos. Los comerciantes son rápidos para repercutir esta"presión del mercado".
En una carta del 25 de febrero de 1862 al padre Planque, el padre Courdioux hará la misma comprobación.... para el pescado: "El pescado escasea en el mercado y se vende muy caro, aunque la laguna que separa a Whydah del mar lo tuviera en cantidad. Faltan brazos para ir de pesca". Existen muchos pescadores experimentados, pero "toda la gente válida de Whydah está de juerga en Dahomey o declarando la guerra por cualquier cosa".
¡Qué no se concluya que estas cartas se resumen en tratados de economía! Se trata aquí sólo de una selección de pasajes … Estas cartas les permitirán a los lectores acompañar a los misioneros, día tras día, en su descubrimiento del pueblo en el que fueron llamados a trabajar y a observar cómo procuraron comprender su nuevo medio de vida.
Pierre Trichet, SMA
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En la actualidad el Museo Africano SMA de Lyon posée una de las más importantes colecciones de objetos procedentes de numerosas culturas africanas. |
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